jueves, 21 de enero de 2010

ésa es la casa, ésos son los rostros que veías difusos
Olga Orozco


¿qué viene a importar que sea en verso o en prosa,
o con estas palabras o aquéllas?

Juana de Asbaje



vení, sentate a la sombra

la cabeza en la piedra, ojos diagonales hacia arriba, los árboles no te comen,
es verano, las voces cuidan su garganta durante el verano, no hace falta remover
el aire, el viento no se agota, poné la cabeza en la piedra, ¿sabés rezar?,
demasiada luz para unas piernas cruzadas, deberías trazar diagonales con las
piernas, la cabeza en el suelo, buscá un eje, las manos sobre el río, por qué no
cortás un jazmín en la desembocadura



paredes con humo


hay un saber en los ladrillos deshabitando una casa que flota,
no puede más que humo y que flotar
la memoria respira con el próximo fósforo,
huesos de amianto que no saben más que amianto,
flotar amianto sobre los ladrillos
la memoria es un trayecto que alfombra la casa,
dice que quiere flotar en la escalera pero la escalera no
entonces humo y paredes con humo,
memoria con manos sobre la escalera


movimiento en el plano

un olor agrio como de brasas o de hielo
y el sol de marzo pegado al pasamanos
junto al descanso del estribo,
tu cabeza adentro, sobre dos estantes
la locomotora no detiene su marcha bajo el agua,
hay que buscar los controles, vapor no rige igual a humo,
no hay planchas de hierro que guíen
serpentinas sobre arcilla
si querés salir vas a tener que ondular,
roerte las mandíbulas hasta que bailen

tres días y tres noches dura el viaje,
si la casa está del otro lado habrá peces, insectos
sobre la superficie, habrá cuatro pilares a la vista,
una calle angosta, vegetal,
ventanas abiertas como golfos,
esferas y vagones entre los frutales


una mujer rompe terrones hasta deshacerlos

lluvia en los alambres, esa mujer rompe terrones
hasta deshacerlos, una mano en la tierra, otra
en las semillas, mira al hombre que viene, dice tengo
una hija en las nubes, una manzana en la lengua,
moja sus brazos, ella moja sus brazos
con estopa, cae la mesa, aros de pan en los corrales,
la mujer tranqueras vacías, potros cambian de lugar
en este lote, madre, hay tablas también en este lote
la madera es madera se astilla cruza
se encienden cuerdas como paños
estallan paños en un globo, cuerpos estallan en un globo
la mujer toca un hilo y es de seda, ojos
de caballo no, ella, labios de hiena no saben reír,
el hombre corta flores con la boca
de madre sobre el pecho, mueve los dedos como soles,
trepa la hiedra, la seda envuelta de sus brazos,
una flor en la boca,
la escopeta cargada, potros
cambian de lugar en este lote



pasos en la escalera


no es la voz en un retrato son sus pasos lo que queda de sus pasos sobre la escalera lo que queda de escalera sobre tu ventana no la voz debajo del tabique pegada a tus manos la voz sobre la tierra detrás de la puerta de tu habitación las voces de su voz en otras voces la ausencia de su voz en otras veces no lo grave de su voz en un dibujo sino pasos enredados en la almohada pasos sobre este cielo de adoquines pasos que te encuentren debajo de otros pasos

sobre las paredes
debajo de la almohada
para que se borren se fusionen se rompan
los ladrillos para que martillen embudos
martillen las esferas



no ves llaves en tu habitación

l

un animal cubre las puertas la casa,
es su ojo el que cruje, no el tuyo
brazos movimiento mueven las raíces,
brazos movimiento como catedrales
más agua en las paredes, blanco
un termómetro a cuarenta grados come polvo en tus rodillas
sus ojos, no los tuyos, cuentan parte de la historia:
la mano sobre el hacha, el hacha en el verdugo
de quién la sangre blanca para un salto en blanco

blanco en el cuadro sobre la escalera, blancas catedrales con brazos en blanco, blancos carbones, tablas
de los pies con blanco, salto, polvo en las ventanas, once veces blancos ojos de tu habitación


2

corrés en dirección a los escalones, resbalás
¿lo azul es una boina? ¿maría inmaculada sobre tu cabeza?
tiene algo dichoso despertar cerca de la hierba,
la conversación en el cuarto del sueño por ejemplo:
rota la escalera, siempre más real que la del árbol
unas manos accionan la turbina, desde arriba
tus piernas son tortugas ondulando hacia la isla,
el infierno cerca, en tu cabeza



por donde se mire este lugar


por donde se mire este lugar, caballos
como sea que la niebla se diluya,
detrás del humo andan cascos
en el centro de la isla,
árboles gastan los canales,
es un puño el sol que viene de los camalotes
saltan los caballos,
hilos de la virgen o babas del diablo,
también hacen oír su trote,
un roce frenético desde los metales
van a traspasar el junco de esta orilla
van a traspasar de lado a lado la columna
de junco de esta orilla
siempre, en este lugar, sombras que se abrazan,
troncos en partida,
nidos sobre las chapas de las contenciones


hace falta un poco de agua

no basta con este olor a lluvia,
marzo está en las rejas de las casas,
en los lunares de los techos
en el animal de carne que arrastra carne
para morder para enterrar
marzo en las líneas de la ruta y lo empañado del vidrio,
marzo en la sequía y las paredes de este cuarto,
marzo avanzando en esta sed, los pájaros se rompen en el aire,
estallaron los árboles, el verde es un recuerdo




un círculo debajo de las piernas


l

un círculo debajo de las piernas,
del otro lado del vidrio la gente avanza con sus autos,
los autos avanzan con sus giros, el reloj
de tu brazo escupe igual que el de la calle:
no vayas a perderte, el viento deja caer sogas para hacer
dinamita con tu cuerpo y abrirlo en dos
a cada quien el guardián que corresponda, el galope ritual,
la nube que salva pisadas
y la tarde en tu frente antes de convertirte en herida

vuelven audacias de otra historia, los caballos detrás
el último te arranca la montura,
golpe de vara sobre el lomo vacío


2

a quién le importa dónde pariste noche,
cuándo se borró tu cintura en una cuerda
qué más da si viste no viste a la mujer saltando vallas
como si pudieran devolverle tramos de su cuerpo,
viste carbón y punto,
una muerte tibia
lo empujaste al mar de la ciudad donde vivías


3

podés escribir las paredes, los vidrios, las columnas,
esta lengua cuchillo con silencio,
escribir las tumbas de la casa, los ojos
de la casa, los monstruos de la casa,
tus rodillas y la tierra,
pero los huesos están sordos,
hay tambores cerca de la ventana,
una respiración envuelta en el cuello
el ruido pegado a la madera,
esa piedra que choca,
un ruido de cascos pegado a la madera


ahora mismito se parece a santa teresa

mujer de estanque en una foto
incompleta la mano que mueve sobre tu cintura
útero entreabierto, vínculo de cuerdas en las cuerdas
la mujer es un leopardo
un sonido quiebra, corta, parte de la lengua
música de roca, juega,
juego con el ángel, con el hijo,
útero la sangre contra el cuerpo
contra el cuerpo fuera, útero en el árbol de la foto

prosa de a dos en las cabezas, se da
no se quita sangre dentro de la sangre,
ojos en las cuerdas,
la cintura en las manos



flores debajo de la tierra


vos esperabas una noche sumisa, medio cigarrillo en la fatiga, la tierra sosteniendo tus sandalias, el eje, un soporte, el laberinto
un laberinto rosa con estrellitas doradas y destellos, la diadema en la frente, banderines encendidos por dentro, el viento incrustado en tus rodillas
esperabas vértigo, ¿lobos?, los brazos abiertos como cruces, el zapatito de vidrio en la escalera, un amor como el cristal, el verde en la secuencia perfecta,
nubes en carrera desde la ventanilla del avión
labios en la piel, uñas en la carne, un rayo luminoso esperabas,
morirte mejor que tu cadáver para comer flores debajo de la tierra


demasiado ruido en este cuarto

no sirve de nada prestar atención a unas manos bajo el agua tibia,
de cualquier modo los cables rozan la persiana y en los árboles,
en la columna de humo entre los dedos y hasta los pulmones,
hay presencias
alguien llama desde otra habitación,
alguien escuchará los pasos y la voz,
podría ser un niño, podría ser un hombre

las manos están tibias,
el humo en el aire,
es posible caminar en dirección a los escalones para responder
no hace falta describir ningún objeto,
tejer ni destejer ninguna trama


puede que sea otra vez el desarme

una masa blanda sobre blandas piedras, la cabeza hecha junco bajo un líquido blanco, leche seca por las avenidas
tus hijos rezan su canción desde la escuela, atentos los anillos de sus piernas mientras la casa flota elevada sobre cuatro pilares
es de mala suerte que un árbol sobrepase las columnas, diría tu madre ahora,
si presenciara la escena del chico encima de las tejas
una sola se quiebra, las grietas alcanzan cielorrasos y dentro de este cuarto
el aire empieza a soportar casi todos cada uno de sus muebles
vos con tu banderita, tu diadema de flores, la sangre abrochada en las muñecas,
con la mano en el árbol antes de parecerte a la hiedra que hiedra teje
la medianera de tu casa


lo que se vio era un volcán


preferible mantas blancas sin arrugas, asustan
bolsas de dormir, uno
mejor seres saltando cataclismos en el techo, dos
demasiados moretones en las piernas,
la escalera se baja con cuidado, tres

cuerpos de invierno
circulan por las manos,
lo que se vio era un volcán,
trapo negro sobre bolsas negras
las bolsas a la calle,
los árboles no escapan a sus posiciones
árboles no escapan canto
se necesita atar el mástil de luz a la vereda, atarse
al mástil de luz en la vereda,
tabla rasa en la almohada,
clavo movimiento de los párpados

están las puertas, las risas de la casa

quisieras correr, lavar
la parafina de las velas, el tallo de la rosa,
una sal que viene de los cables
pero las paredes tejen detrás de los afiches
quisieras ver al hombre que cruza fijo en la ventana,
el roble cruza fijo de la puerta
pero ves cuentas de piedra en manos de las piedras,
los ladrillos sellan humo contra
ella posa con vos en un retrato
teje, corta con sus ojos, ríen los brazos en la imagen
ella se esconde si la tela avanza sobre el humo,
ciegas las patas, cepillar juegan las voces dentro de los pasos
quisieras escucharla, sí
pero ella parte frente sobre el cruce fijo,
sella lo roto de la imagen
poco se mira porque mucho se borra
detrás del humo teje
babas de nadie, de hilo en hilo,
ríos vegetales como afuera


trenes


l

es una inercia el tren en este pueblo,
una masa que se hunde, el norte y el sur su propia imagen,
manos de vidrio en el vagón comedor
atravesar nudos la planicie, describir lo llano
sobre la mesa, cerca de las bocas, un animal
agranda el diseño de sus dedos,
hace rato que el oeste se pega en las ventanas,
un tránsito liso que envejece
es posible adulterar la lluvia,
traficar huesos junto con la carne,
el granizo golpea intermitente,
de un lado el animal de fauces llenas y de frente,
la frente redonda de la locomotora, desierta y helada
como la superficie de estos rieles
se ve no se mira la inercia que divide la carne, el gesto
idiota del animal con aire de glotonería,
los nudos que encierran a las piedras,
la masa que se ahueca para desprenderlos


2

una luz helada sobrevive, ronca, se diluye, habla de lo que hay ahora:
el cielo acuchillado, el agua en los durmientes,
la agonía serena de un rayo sobre la montaña
habla de la estúpida cara de la luna, de un aire
con aceite donde los pájaros no hacen más que resbalar,
la inconsistencia del fruto,
esta manía de los árboles de brotar en primavera
tren detenido, la tarde es una mezcla de escombros y de viento,
un chico escuálido se balancea boca abajo en una rama, cerca de la hembra con cría
la manada camina, trota, con dificultosa lentitud
atrás los vagones, el óxido sobre las preguntas
caminás, corrés con dificultosa lentitud, el chico escuálido traga los escombros,
la inconsistencia del fruto, la estúpida cara de la luna,
no hace más que resbalar en el aceite, no hace más que arrancar piedras
desde las tripas de la hembra
el tren recupera movimiento, la noche en un páramo de voces,
él levanta la luna con la mano,
la guarda boca abajo en el aceite,
se achica


3

cada vez creo menos en el decir, dijo alguien,
los colores empezaron a cambiar en un punto del camino
y desde este ángulo del camarote, desde la ventanilla empañada
de gotas siempre externas, ves otra lámina de humo,
una alameda con hojas secas, un puente de piedra que cubre
la huella sobre el pasto
también hay cipreses y arbustos innombrables
la tierra está plegada desde hace ya varios siglos
y este tren, del que sos pasajera casi involuntaria,
se desliza en los durmientes y las vías de acceso
como tantos vehículos posibles
después el agua, cables entre postes y resortes,
muros de hierro con dinamita de lo que no se puede decir
ahora no quiero mirar


carbón debajo de los ojos

mil caras te dilatan la memoria,
alguien espera en algún sitio
vamos, tenés que elegir, al fin de cuentas
llevaste a cabo fundaciones más comprometidas
suficientes fantasmas,
podés creer que sometiste a la fiebre
pero hay carbón debajo de los ojos todavía,
no es posible tirarlo nuevamente al mar
las redes están quebradas
relámpagos iluminan tus manos ahora
y lo que ves reptar son estrellas
vamos, arrastrá tu cuerpo
que su ropa se aleje por el agua



padre en la escalera


en otoño trepaba su escalera de pintor con una tijera de podar sobre la espalda,
los cuadros de la camisa rozaban el metal y la madera, se movían en círculos mientras mi padre,
como un gato, cubría uno a uno los escalones oblicuos, sables como tallos los hierros que terminaban en cuña
al llegar arriba enderezaba la tijera y empezaba a cortar, para tener mejor sombra en el verano, decía
las hiedras no son verdes durante el otoño, no hay orugas ni flores en los canteros, no obstante mi padre amontonaba gran cantidad de hojas que dejaba secar en el fondo del jardín
lo que venía después era un ritual, me gustaba el olor a humo de la ceremonia
anoche, alguien cortó una enredadera y la dejó junto a una columna de piedra
en la casa nueva
la casa nueva será más pequeña que la anterior, ni orugas ni flores en otoño,
hojas para la ceremonia en el fondo del jardín


para llegar a la casa de la isla


zumban avispas, cinturas los panales,
el río es una placa, tus dos piernas en una,
abajo, como flechas, hombros adelante, que froten
amarras, que se achiquen
buscá el ángulo, pisalo con fuerza para que te expulse,
ojos distantes sobre el cuerpo, la brazada es otra,
la mano sobre el junco, tranquila, tenés las iniciales
de tu nombre en el anillo, fijate bien,
la escalera del muelle es otra cosa, resbala de verde
cuando el agua sube, madera liquen cuando baja

no es musgo en la cabeza, señores
lógica pura hasta llegar a la casa de la isla,
se sabe que los juncos hamacaron flotar sobre sus tientos,
se sabe que el aire de la casa suma respiración,
resta salir del agua, la blusa adherida a las costillas


islas



l

la isla desde arriba,
alguien va a llevársela en la espalda
el hombre sentado sobre el último diario
cuenta historias, escribe
barbas y contornos que se besan
escribe manchas blancas en la isla,
lejos de la memoria de la isla
la isla sobre un paño,
huecos de aire, caídas en esta turbulencia,
el hombre escribe océanos de tumbas
lee sus tres pasos en voz alta
sobrevolamos rocas negras
el hombre ya no escribe,
sangra pozos en el fondo del pozo
pero frota sus dedos y el silencio no existe,
manos con raíces en el agua


2

la casa que ves caminar es un océano,
no hace falta apilar troncos para traerla hasta aquí,
cortá flores con la boca, bocas con el cuerpo, date vuelta,
no mires hasta que la cuerda se rompa la garganta,
hasta que la espalda reaparezca y trepe
arcilla por las piernas no
que la arcilla se disuelva, que no respire,
que ronque lo que tiene que roncar

con arena te gusta,
seca húmeda en las tablas,
para envolver las mitades de tu casa
branquias entreabiertas, vamos,
estrellas reptan carbón debajo de tus ojos todavía,
date vuelta, los pasos tienen bocas en el cuerpo


la casa sangra noche

ramas y soles desde otra ventana,
faltan pasos, algunos vagones en sus rieles,
las manos cruzadas sobre el pecho, rotas
de sudor en la garganta, sabés
que son ramas de su voz en las paredes,
sobre los canales ves el movimiento
agua desde tu cabeza, los remos sueltan anclas
debajo de las quillas
ves las hojas secas que comprimen,
sabés que resbalás, que la isla en sus inmediaciones,
que los peces no son espejismos que se alejan,
los insectos vuelan guerras de conos invertidos,
tu mano está adherida a su costilla
si la casa sangra noche,
ni orugas ni flores en los canteros



ventanas


1

en la sexta ventana una ausencia de soles,
en la sexta ventana un globo de arena,
el útero a punto de masticar la tierra
en la sexta ventana la fragua, el humo,
una escuadra de insectos a lomo de insecto
en la sexta ventana astillas
de todos los huecos de todos los huesos de aquel hombre
en la sexta ventana otra fragua,
otro humo en la sexta ventana


2

sueltan estrellas curvas los canales
desde la embarcación, maría la tercera en tu cintura
el abrazo cuenta, la velocidad del viento sobre el agua
orión es un faro blanco entre los indicadores,
dicen que el tramo es bajo si pensás calar profundo
pero flotar flotan de tallos los estambres
no importa la posición, qué más da
si el aire viene ahora de la roca,
si los remos por delante, de costado,
es necesario cerrar los ojos hasta que la lluvia pase
como sea que coloques la cabeza tus manos son raíces,
la montaña se ve detrás del junco,
la casa con sus once ventanas



también esta noche


es posible abrir la puerta en la maleza
y engendrar frutos que no vienen de la tierra
sino de su columna vertebral
te gustan los ademanes de su casa,
el encuentro perdura en el movimiento de los músculos
en su casa los pájaros huelen a madera,
los libros inyectan demandas en los vértices,
los vértices son cerebros que batallan contra el sueño
la oscuridad, la fatiga en su casa,
son imágenes

te gusta su cuarto, te gusta quién es él en su cuarto,
te gusta que deje tus zapatos al costado de la cama y te condene
a mezclar resurrecciones con agua del infierno


no la voz en un retrato

vas a enjabonarte el cuerpo, el agua sopla tibio dentro de tus piernas,
él colocó jabón, aceite bajo la columna que viene del cromo, trae piedras de sal
y de jazmines, quiere enjabonarte el cuerpo con jazmines
remueve la toalla, la voz duele, la saca de allí, se hunde en esferas que suben hasta las vetas del mármol,
cierra tus ojos, no lo ves, acomoda la toalla
bajo tu cabeza, las piedras se diluyen en escamas que empiezan a flotar
sobre tus hombros, quiere enjabonarte el cuerpo con escamas
la voz viene del borde frío en la bañera, te asustan los sonidos graves,
los cubre con aceite, vas a enjabonarle el cuerpo con aceite

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